I Killed my mother

Esta madrugada vi una película un tanto peculiar: "Yo maté a mi madre" (I Killed my mother).
Por si no la han visto no se las revelaré pero sólo diré que inmediatamente voy a interponer una demanda a los productores y demás implicados de esta película por llevar al cine mi historia sin mi consentimiento y sin pagarme lo que me corresponde. Jeje, ya fuera de bromas, es una buena película; trata de un adolescente discretamente gay -como yo-, de unos 16 años, estudiante y con unas calificaciones que dejan que desear, que de apoco va odiando a su madre (una retrógrada -no confundirse con conservadora- mujer que resulta extremadamente irritante. Lo que me sorprende de esta película, es que con su simpleza describe muy bien lo que creo que nos pasa a muchos adolescentes y particularmente a mi. Nuestra familia es incapaz muchas veces de entendernos y una práctica de empatía sería algo sumamente excepcional. Es verdad que la mayoría de nosotros amamos a nuestros padres, pero igualmente real es que en más de una ocasión nos hubieran servido más muertos que vivos... Si, ya sé que es una barrabasada lo que estoy diciendo pero hagamos una introspectiva y razonemos ¿a quién no se le ha cruzado por la cabeza un sentimiento -por más efímero que sea- de odio a sus padres?. Cuando los "mayores" asumen que el rol de los "menores" es acatar las órdenes de ellos y no entienden que nosotros tenemos nuestras propias necesidades o simplemente otras prioridades, preferencias o gustos, los conflictos no se hacen esperar. Irónicamente, en este exacto momento en el que estoy escribiendo este post, mi madre está furiosa conmigo porque no la estoy ayudando a hacer los quehaceres, por supuesto no sabe, no quiere saber y no lo interesa saber que estoy haciendo algo que para mi es tan o más importante que barrer el comedor, levantar la mesa, o no sé qué. Es verdad que puedo escribir esto en otro momento, pero incluso si la ayudo a hacer todas las cosas que ella me pide -y las que pretende que yo "adivine" que hay que hacer-, tendría alguna razón "de peso" para estar enojada conmigo. Es que por supuesto ese es su deporte favorito. Hace un tiempo creo que fue Kitty quien dijo que la familia es un mal necesario, pero ¿hasta qué  punto es necesario? ¿hasta cuando deberemos soportar con sumisa obediencia las habitualmente injustas órdenes de nuestra familia?
Estoy sumamente enojado, se nota. ¡Pero es verdad! ¿apoco no? -como dicen los mejicanos-, si tan solo por un momento se pararan a escucharme, a comprenderme, ¡a verme!, las cosas serían un poco más fáciles para mi. Estoy esperando el momento indicado para salir del armario, y tanto si me rechazan como si me aceptan estaré más tranquilo. De ser la primera, estaría tranquilo puesto que no me daría culpa alguna irme de mi casa, y la segunda, creo que ayudaría a mejorar nuestra comunicación. Sé que estoy siendo un poco dualista, pero necesito escribir esto, una catarsis en el teclado =D jeje, que para algo tengo al blog y los tengo a ustedes =D, ¿qué me comentan de ustedes? Y Kitty, si antes te hacíamos sentir un pendex ya me imagino como te vas a sentir con este!! jaja.
Por cierto, tengo que decirles una última cosa: ¡los quiero! gracias por estar ahí ;-)